La Húngara monta la feria en el Auditori

La Húngara monta la feria en el Auditori

||La cantante ofreció un espectáculo desbordante de alegría y emociones fuertes

Por donde pisa La Húngara no crece la hierba, ya sea desde lo alto de sus tacones o descalza: como cuando al final del concierto del pasado domingo bailó hasta la extenuación. Haciendo honor a su sobrenombre, Sonia Priego se arremolinaba entre los pliegos de su falda como una zíngara. «Para mí es un placer y un orgullo venir a un sitio como el Auditori de Barcelona de la mano de Justo Molinero», dijo al principio. «Es la primera vez que canto con toda la gente sentaíta. Os prometo que me voy a intentar controlar y ser lo más fina posible, aunque dudo que no me salga la vena húngara», añadió riendo.

AFORO GRANDE / El aforo se le quedó grande (a la mitad de su capacidad), pero el escenario pequeño. Le puso al mal tiempo inmejorable cara, no paró quieta y consiguió que la gente terminara exultante, de pie y agolpada en las primeras fila. Tras empezar con la desafiante Tengo que impedir esa boda echó aún más leña al fuego cantando: «No te puedo perdonar / Yo te deseo todo el mal con que a ti la vida te pueda tratar». Y todo con ese gracejo dulce y ácido a la vez, como de miel y limón. Porque por más que el fiero despecho sea el pan de cada día en sus letras, La Húngara es en sí misma toda una feria. Del tren de la bruja a la noria o la montaña rusa. Sus conciertos son un cóctel de alegría desbordada y emociones fuertes, con improvisadas charlas entre canción y canción. Hasta las presentaciones de los músicos (siete llevaba), tan rutinarias por definición, fueron desternillantes. Su desparpajo y manera de ser cautivaron al personal que pasó de las risas a la emoción con carcajadas y lágrimas, como las que la misma Húngara derramó cuando cantó a dúo con su hija Laury La Hungarilla, de 16 años, a la que presentó diciendo: «La tuve con tan solo 15 años y ponerla así de grande me ha costado muchísimo trabajo. Un fuerte aplauso para todas las madres solteras».

Y si hay quien repite que por su hija mata, ella lo canta por tangos flamencos: «Que con mi niña tú no te metas / porque su madre lleva siempre un cuchillo pa’l que se atreva con ella». ¡Tremenda Húngara!

Crónica: LUIS TROQUEL

BARCELONA